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EDITORIAL | Fracaso, punto y seguido.

  • udgrada
  • 12 may 2015
  • 2 Min. de lectura

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Borrón y cuenta nueva que dirían aquellos que se enfrentan a una dura pero evidente realidad. Durante semanas, incluso meses, creí en la cara más pragmática del fútbol: esa que confiaba a los buenos resultados un objetivo, dejando de lado las formas, pero sabiendo que, a veces, y solo a veces, el buen juego solo acerca a la victoria, pero, no la garantiza.

Volvió a evidenciar la Unión Deportiva que, desde el pasado Enero, ha estado muy lejos del grupo de aspirantes que sí demuestran jornada tras jornada, estar a la altura de cuanto se les exige. Son hoy 8 puntos los que nos separan de los puestos de máximo privilegio. Como dirán algunos de nuestros compañeros: 8 puntos que no son más que haber apostado por afrontar los partidos de otra manera, pero ya hoy, muy a nuestro pesar, no valen lamentaciones.

Fracaso es el término más repetido en estos días; bien de boca del entrenador, el primero en auto-inculparse, bien de mano de los periodistas que siguen el día a día del equipo de Herrera. Yo, humildemente y desde una posición más sosegada, no pongo en mi boca esa afirmación porque considero que ello conlleva la no-consecución del objetivo único que sigue siendo el ascenso de categoría, hoy encaminado a conseguirse vía play-off. Sí, esa gran pesadilla que nos lleva a acordarnos de Oviedo, Almería, Córdoba… pero, hoy por hoy, lo que merecemos por los méritos sobre el terreno de juego o la sangría de puntos en tierras peninsulares. La decepción que nos invade es tal, que no nos alimenta ni el ver como el eterno rival vuelva a caer cerca de las llamas de la categoría de bronce del fútbol nacional.

Hoy, puedo decir que todavía queda una esperanza, la última, eso sí, con lo que ello conlleva: hay que aprovecharla y encararla desde la mejor posición en la tabla, aquella que garantice aquello del partido de vuelta siempre en casa. No hay que mirar rivales y si recuperar las sensaciones de equipo del cual todo el mundo hablaba y hoy caído en el olvido en todos los aspectos. Muchas cosas han cambiado en las últimas horas: Herrera reconoce el traspiés, sale el presidente,… no suenan tambores de guerra pero si que se cierne cierto aroma a duelo y ¡NO! Allá donde no pueden llegar ni las piernas ni los goles, debe aparecer el orgullo herido al que tanta referencia se hizo y recuperar esa esencia. La pasada campaña, un impass similar elevó al equipo casi a los cielos.

Escribiría el amigo García Márquez aquello de crónica de una muerte anunciada, pero yo hoy firmo que el moribundo aún tiene el arma en la mano. Está a tiempo de levantarse y dar el último y más importante aliento que le lleve a la tierra prometida.

Saul Santana. @stnariverosaul.


 
 
 

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