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EDITORIAL | No vine por dinero, vine por la gloria.


Luego de haber disfrutado, analizado y compartido, que no digerido, la muchísima información que circula por el ascenso de la Unión Deportiva, hay una frase que creo resume a la perfección el momento en el que nos encontramos cuales funambulistas en su función. La frase es del último tramo de una noche que fue larga a la vez que mágica, y la formuló Juan Enmanuel Culio.

Estaban los jugadores inmersos en esa vorágine de presentación al respetable que en el Parque de Santa Catalina se había dado cita hasta que le tocó el turno al “19” argentino que, micro en mano, afirmaba lo siguiente :

“Yo, no vine por dinero, vine por la gloria”

La frase, con hierro más que suficiente para sacar el máximo aliento a los aficionados, esconde una verdad intangible a nuestros sentimientos. Hoy, todavía con el corazón en caliente por la consecución del objetivo en el partido de ayer todavía hay muchos que recuerdan el partido, la victoria como el momento en que vencimos la pesadilla del 22J, del Córdoba, de esos últimos minutos de incertidumbre frente al Valladolid… Sin embargo, amigos, lo conseguido trasciende de todo ello.

Desde niños, cuando marchábamos por primera vez al Insular de mano de nuestros padres, abuelos o amigos, siempre escuchábamos hablar de las gestas de la época dorada de quienes habían vestido una camiseta que representa los valores señores de una entidad que vuelve, 13 años después, donde merece y no es ésta una afirmación al uso : la Unión Deportiva Las Palmas es un club querido allá donde pisa, algo que no está al alcance de todos.

Esa gloria a la que Culio hacía mención es la que solo el paso de los días, de las semanas, será la que empecemos a sentir cuando empiece a desgranarse el nuevo proyecto. Ese proyecto fruto de una gesta de la que ahora seremos juglares para su recuerdo para que las nuevas generaciones perpetúen el sentir de un escudo que está más vivo que nunca.

La Gloria. El momento de decir que nosotros vivimos aquella gesta de levantar un resultado adverso en casa, con Araujo como héroe, poniendo broche a una temporada para el recuerdo. Que fuimos testigos de cómo casi 29.000 gargantas afirmaban que el amarillo era su color, al que apoyaban sin condición, su único gran amor.

Marcó, eso sí, el 22J el inicio meteórico de una fusión desconocida entre la afición y el bloque de jugadores que, con altibajos, han cifrado unas cifras de récord para la entidad. Con sombras, si, pero también con luces y tal vez por la combinación de ambas, sintamos el irremediable deseo de sufrir y disfrutar a la vez, de sentir que las alegrías, por el camino largo, son más grandes.

Esta no es la victoria tras el 22J, es el ascenso del 21 de Junio, aquel donde se puso la guinda a un año, definitivamente para la historia. El gigante que tantos años estuvo en letargo, ha vuelto.

Es ahora, por último, que podemos afirmar que, la liga de las Estrellas ya está completa, ya tiene consigo al astro Rey, vuelve el amarillo canario a los campos con más solera de la mejor liga del mundo y, ¡ojo! seremos testigos que la fiesta no ha hecho más que comenzar.

Hoy, no más que nunca, hoy, como siempre: Unión Deportiva Las Palmas.

Saul Santana. @stnariverosaul.


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